martes, 10 de marzo de 2009

El día de mi muerte

Martes 18 de Abril de 1695

Una carta encontrada encima de la cama de Sor Juana Inés de la Cruz, dice que murió el 17 de Abril de 1695 debido a la epidemia que azotó el Convento de Santa Paula, a la edad de 47 años. El funeral fue muy triste, todos los presentes estaban muy apenados pués había fallecido una gran persona - dijo la persona que mejor la conocía. A su entierro acudieron muchas personas, puesto que era muy famosa y conocida.
La fama que tengo, se la debo a mis obras, era la última línea de su carta.

Entre las mas importantes, destacó la presencia de:

-Nobles.
-Clérigos.
-Monjas de diferentes conventos en los que estuvo.
-Algunos personajes importantes de su época.
-Algunos amantes que tuvo en secreto, entre ellos destacó Mariano.

Mi examen

lunes, 9 de marzo de 2009

Uno de mis poemas

Detente Sombra

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.


Este poema lo incluí en el segundo volumen de mis obras. Cuando la escribí estaba un poco triste y disgustada, creo que este poema refleja muy bien mi estado de ánimo en aquellos momentos. Trata sobre el amor tirano, el cual debo evitar, pero me ha hechizado, tengo una ilusión por la que muero, pero a la misma vez es una dulce ficción.





Epidemia que arrasó el convento

Martes 13 de Febrero del 1695

Escribo esta carta confesando que una epidemia está azotando el convento de Santa Paula y está provocando la muerte a muchas monjas. No sé si pronto llegará mi hora, espero que no. Todas estamos muy asustadas aquí. Nunca hemos pasado nada parecido en la vida, y eso que algunas monjas tienen ya su edad, sor Antonia, por ejemplo tiene 91 años. Muchas han caido enfermas, quedamos pocas sanas, y debemos ayudar a quien nos necesita. Lo más probable es que acabemos muriendo todas, no tenemos médicos, ni personal sanitario como para sobrevivir.

domingo, 8 de marzo de 2009

Una crítica con nefastas consecuencias

Jueves, 23 Julio de 1691

Durante mucho tiempo, tuve problemas en mi vida conventual hasta que, como afirma Octavio Paz, escribí “una carta de más”. Esa misiva se publicó con el largo título de Carta atenagórica de la madre Juana Inés de la Cruz. Era una crítica a un sermón del jesuita portugués Antonio de Vieyra, un afamado teólogo de la época.
Esta crítica tuvo nefastas consecuencias cuando su publicó, corrió a cargo de la sor Filotea, que no era otro que el obispo de Puebla, Fernández de Santa Cruz. Este me aconseja que me dedique a asuntos menos profanos y más santos. Todo este entuerto terminó con la orden de que yo fuera obligada a deshacerme de mi biblioteca, mis instrumentos musicales y matemáticos y obligada a dedicarme exclusivamente al convento.

sábado, 7 de marzo de 2009

La fama que me gané

Martes, 10 de Agosto de 1689

Soy famosa, aun dentro del claustro, constantemente soy llamada para escribir obras por encargo: en 1689 se me encargó hacer el Arco Triunfal a la llegada a la capital de los Marqueses de la Laguna y Condes de Paredes, obra que tuvo mucho éxito y que titulé Neptuno Alegórico.

Tres años después gané dos premios en el certamen universitario del Triunfo Parténico y constantemente se me encargaban villancicos para las festividades religiosas, además de la importante cantidad de sonetos, redondillas, décimas, silvas y liras que constantemente componía.

viernes, 6 de marzo de 2009

La primera vez que profese en un convento


Viernes, 27 de Octubre de 1667

Harta de la vida cortesana que llevo y sin muchas opciones por delante, decidí entrar a un convento porque, “para la total negación que tengo al matrimonio era lo más decente que puedo elegir en materia de la seguridad de mi salvación”. Primero entré en el convento de San José de las Carmelitas Descalzas en 1667 pero salí de ahí a los tres meses, por la severidad de la regla y el rigor de la orden. Después ingresé en el convento de Santa Paula, en la cual por fin profesé el 24 de febrero de 1669.